Una pareja católica escribió una carta anónima a su pastor y a cada sacerdote.  Ellos asisten a la Missa de forma ordinaria en la zona oeste de los E.U.  Son buenos amigos míos desde hace 10 años.  Me pidieron que lo publique en mi blog.  

Padre,
Estoy muy agradecido que haya dedicado su vida a ser nuestro padre espiritual. Estoy agradecido por los regalos que nos ha puesto a disposición en los sacramentos. Sabemos que usted trabaja incansablemente para mantener todo equilibrado y funcionando sin problemas. Por eso estamos agradecidos. Debemos ser sinceros y divulgar nuestras preocupaciones y frustraciones: hemos escuchado más acerca de la comunidad LGBTQ y la aceptación de eso más de lo que hemos escuchado sobre nuestro propio matrimonio.
Padre, luchamos con la comunicación, luchamos con la infertilidad, luchamos con el perdón por la infidelidad, luchamos con las finanzas, luchamos contra la anticoncepción y la planificación familiar natural, luchamos con los suegros, luchamos con mucho y aún así nos sentimos tan solos.
Por favor Padre, denos algo de esperanza y aliento; díganos qué debemos hacer. Por favor que su respuesta no sea “usted puede obtener un decreto de nulidad.” No queremos disolver nuestro matrimonio.  Solo necesitamos que nos ayude a aceptar que el sacrificio y el sufrimiento son parte del matrimonio. La mayoría de nosotros no hemos escuchado sobre cuál es el plan de Dios para el matrimonio. Sin embargo, nos hemos enterado sobre el debate actual sobre lo que constituye un matrimonio sacramental.
Nos sentimos abandonados y relegados a tratar de resolverlo por nuestra cuenta. Mientras luchamos por vivir el plan de Dios, estamos agobiados con lo que la sociedad nos dice. La cultura grita su mensaje, pero el silencio de la Iglesia es a veces más fuerte que los gritos.
Ayúdenos Padre, porque no sabemos qué hacer.
Amor y bendiciones,
Sus hijos e hijas
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